Para nosotros el bienestar del hombre es completo cuando se encuentra en perfecta armonía con su entorno.
Esto está tan arraigado en nuestra forma de pensar y actuar que hasta ha llegado a formar parte de nuestro logo, adoptando un símbolo antiguo que compendia perfectamente nuestra filosofía.
Los cuatro “pétalos” representan los cuatro elementos (Fuego, Agua, Tierra, Aire) en perfecta armonía. Los cuatro elementos se juntan en el centro de la representación, donde está el Hombre (representado por la circunferencia entera), que es el elemento donde se realiza la armonía. Este símbolo se halla en un sinfín de contextos y épocas distintas, a menudo utilizado como motivo decorativo también en las portadas de muchas iglesias y templos. La imagen presenta muchas analogías con la representación leonardesca del Hombre de Vitruvio, visualización de las proporciones ideales del cuerpo humano, que puede quedar inscrito armoniosamente en las dos figuras “perfectas” del círculo (la perfección divina) y del cuadrado.
Esto está tan arraigado en nuestra forma de pensar y actuar que hasta ha llegado a formar parte de nuestro logo, adoptando un símbolo antiguo que compendia perfectamente nuestra filosofía.
Los cuatro “pétalos” representan los cuatro elementos (Fuego, Agua, Tierra, Aire) en perfecta armonía. Los cuatro elementos se juntan en el centro de la representación, donde está el Hombre (representado por la circunferencia entera), que es el elemento donde se realiza la armonía. Este símbolo se halla en un sinfín de contextos y épocas distintas, a menudo utilizado como motivo decorativo también en las portadas de muchas iglesias y templos. La imagen presenta muchas analogías con la representación leonardesca del Hombre de Vitruvio, visualización de las proporciones ideales del cuerpo humano, que puede quedar inscrito armoniosamente en las dos figuras “perfectas” del círculo (la perfección divina) y del cuadrado.